Benassal
Galería Multimedia
Galería Multimedia
Una estancia en Benassal es una experiencia tan completa que siempre vas a necesitar volver por sus aguas, sus paisajes, sus platos o por vivir sus fiestas como uno más. ¡Nunca vas a tener suficiente!
Benassal, en Castellón, es un destino repleto de posibilidades, capaz de satisfacer a quienes buscan relax y bienestar y también a los que aman los senderos. Por no olvidar que comer en Benassal es una experiencia garantizada por recetas ancestrales, cocinadas sin prisa y con productos de la tierra.
Qué hacer en Benassal
El agua de Benassal es la gran estrella de este municipio de L’Alt Maestrat, por su alto valor terapéutico derivado de su contacto, durante siglos, con la tierra, que la enriquece y convierte en un reclamo por derecho propio. Pero en Benassal además de disfrutar de la hidroterapia puedes escoger entre un buen número de actividades: hay aún más que ver en la localidad y en su entorno.
Se trata de una localidad que tiene sus orígenes en el s. XIII y que ha sabido conservar su patrimonio arquitectónico y cultural, preservando tradiciones populares y sacras que dan vida a su calendario y animan a participar al visitante. Para empezar, un recorrido por sus calles nos ayudará a familiarizarnos con la ciudad antigua. Podremos acercarnos al horno medieval, descubrir la Torre del Bulc, adentrarnos en el lavadero o reconocer los restos de la muralla e identificar sus torres.
Nos detendremos de manera obligada en el Edificio de la Mola, que hoy alberga el Museo Arqueológico de l’Alt Maestrat, junto al que podremos visitar la Fundación Carles Salvador. El Museo recoge restos incluso prehistóricos, que nos dan una idea de cuánto ha pasado por las calles y los alrededores de Benassal. La Iglesia de la Asunción aún conserva su portada barroca además de una importante colección de orfebrería.
Para los amantes del senderismo, las rutas que puede ofrecer Benassal están siempre conectadas con la historia: se puede ir de Benassal a Culla por el Canto, una antigua escuela que se ha erigido en símbolo de la libertad y la cultura. Otra opción es visitar el Rivet de Benassal, una microrreserva junto al bosque mediterráneo de roble y carrasca o el Castillo de Corbó, que se encuentra en una atalaya con vistas muy atractivas e incluye alguna que otra leyenda sobre un tesoro.
Muy cerca de este paraje es visita obligada la Font d’en Segures, de donde brotan las famosas aguas y cuya característica arquitectura nos invita a tomarnos una fotografía (hacerlo antes o después de probar sus aguas mineralizadas lo dejamos a tu elección).
Pero las bondades de Benassal no terminan aquí y nos queda un patrimonio del que hablar, el de sus fiestas. La festividad de San Cristóbal es una romería cuyas celebraciones arrancan incluso antes del lunes de Pentecostés, y en la que se reparten “les primes”, unas tortas decoradas típicas de Benassal.
San Antonio Abad también recibe homenaje cada año, con la tradicional bendición de animales, bailes tradicionales, “coquetes” o “rotllo” para repartir y “barreja” para beber. Y los antiguos oficios y maneras de vivir son recordados en la Fiesta de la Tea, donde se revive el retorno de los comerciantes de manufacturas textiles a Benassal desde València, donde vendían su mercancías para volver cargados con la tea que alumbraría sus calles durante todo el año. ¿No querrás perdértelo, verdad?