De la Bahía de Jávea a la Cala del Portitxol: un viaje de emociones
Publicado el 22/06/2021
Una puerta azul para contemplar la inmensidad del Mediterráneo. Sentir la brisa del mar erizando tu piel. Hundir tus pies en la arena. Hay lugares indescriptibles, en los que te faltan las palabras y solo quien lo ha vivido lo sabe.
Entre dos cabos brilla un destino con esencia mediterránea. Jávea se convierte en tres lugares diferentes con historias, secretos y mar. Piérdete, disfruta y recorre cada una de esas callejuelas en las que el blanco irradia luz, belleza y magia. Sigue el camino hasta el Mediterráneo, hasta esa arena dorada que llenará tus tardes de paz y tranquilidad. Y busca, en su puerto, el rincón ideal para contemplar la vida de un poblado marinero.
Jávea es todo un mundo de sensaciones, un lugar para descubrir con los cinco sentidos. Puedes viajar por sus calles estrechas hasta la época medieval, ir de terraza en terraza saboreando el Mediterráneo y caminar hasta encontrarte con una de las mejores vistas de la Costa Blanca. Jávea y sus miradores, recovecos llenos de suspiros y anhelos que guardan las mejores historias.
Hay muchas formas de descubrir el paraíso y aquí solo tienes que abrir esa puerta azul. La Cala Barraca o Portitxol es conocida por sus fotos, chapuzones, besos y hamacas. Un pequeño rincón que nace entre acantilados y aguas cristalinas.
Y, a la orilla de esta cala, podrás contemplar la isla del Portitxol. Bucea, no pierdas esta oportunidad de descubrir las joyas que se esconden bajo el agua. Fondos marinos llenos de arcos, pasillos y túneles, un rincón para los amantes del submarinismo. Respira hondo… ¡Y que empiece la aventura!
Hay sentimientos, emociones y momentos que no se pueden describir solo con palabras, quien lo ha vivido lo sabe. Solo hay que descubrir la Cala Barraca en Jávea para darse cuenta de que la felicidad cabe entre toallas y sombrillas.
Granadella o La Caleta, playa del Tangó o Ambolo, playa del Arenal o Cala del Ministro, algunas de las calas más bellas en Jávea, también se han convertido en todo un templo mediterráneo. Desconecta y olvida las manecillas del reloj. Vivir es también asombrarse cuando el cielo se tiñe de un color rojizo al atardecer. Es sentir tu piel erizada, bronceada y llena de sal. Vivir enamorado de Jávea es un sentimiento que solo entenderás si te adentras en el corazón de la Costa Blanca.