El Santo Cáliz: Historia de la Reliquia que Descansa en València
Publicado el 28/05/2021
La emocionante historia del Santo Cáliz desde sus orígenes hasta su lugar de descanso en la Catedral de València. ¡Descúbrela!
El Santo Cáliz es la reliquia más admirada, deseada y anhelada del cristianismo. El fervor que ha girado en torno a ella a lo largo de los siglos no es para menos, hasta el punto de crearse la llamada Ruta del Grial a raíz del bautizado Camino Real en el Medievo, la cual pasa por 18 municipios de la Comunitat Valenciana. Cuando hablamos del Santo Cáliz nos estamos refiriendo a la copa con la que Jesucristo celebró la última cena. La Catedral de València es el lugar privilegiado que guarda y protege esta reliquia.
Tras este tesoro de valor incalculable gira una serie de emocionantes historias documentadas y de leyendas misteriosas y fascinantes. ¿Nos acompañas para conocerlas?
Historias y leyendas en torno al Santo Cáliz
Si nos remontamos a sus orígenes, estos nos llevan hasta la última cena. La ceremonia en la que Jesús de Nazaret dijo sus últimas palabras a los doce apóstoles, celebrando la eucaristía con la copa sagrada. Este sería el único objeto que se conserva de ese momento y que, más de 2000 años después, sigue siendo tan respetado por todos los cristianos.
250 años más tarde, el Papa Sixto II encarga a su diácono Lorenzo de Roma, de origen aragonés, la administración de los tesoros de la Iglesia, entre los que estaba la copa de Jesucristo. Tras la cruel persecución de los cristianos en Roma, San Lorenzo entrega algunas de estas reliquias y es así como el Santo Cáliz llega hasta Huesca.
Las fuentes literarias también dan cuenta de la existencia del Santo Cáliz, como es “Perceval o el cuento del Grial”, de Chrétien de Troyes. El escritor de esta novela acuña, por primera vez, el término grial en el título y en las narraciones de las distintas escenas. Otro escritor que adquiere gran relevancia es Wolfram von Eschenbach. Este poeta alemán escribió “Parzival” para narrar las aventuras de Perceval, caballero de la Mesa Redonda y de la corte del Rey Arturo, en su búsqueda del Santo Cáliz.
La Corona de Aragón marca un antes y un después en la historia del Santo Cáliz. En el año 1399, Martín I de Aragón, el Humano, demandó la reliquia del Cáliz llegado de Oriente, de la Última Cena de Jesús, para conservarla en su palacio de la Aljafería de Zaragoza. Tanto Martín I como sus antecesores son conocidos por ser coleccionistas de grandes reliquias del cristianismo, debido a su gran devoción religiosa. Su padre y él, a lo largo de sus reinados, habían logrado recolectar espinas de la corona de Cristo, la túnica que habría llevado puesta, fragmentos de madera de la Vera Cruz, la esponja que supuestamente limpió la sangre de Cristo durante la crucifixión, una reliquia con sangre de Jesús y la más venerada, el Santo Cáliz.
Pero la llegada de la reliquia a València no se produce hasta 1424. Tras haberse desplazado de Aragón a Barcelona, el rey Alfonso V de Aragón, el Magnánimo, decide trasladarlo a su palacio de la ciudad. Aunque, en un primer momento, se depositó en la Capilla de Santa Catalina del Palacio del Real de València, posteriormente fue entregada a la Catedral como aval de un préstamo del rey.
Durante la Guerra Civil, ante el temor de los saqueos, se procede a esconder el Santo Cáliz en domicilios particulares y, más tarde, en Carlet para ponerlo a salvo. A finales de marzo de 1939, la Junta Recuperadora del Tesoro Artístico Nacional retorna el cáliz de forma oficial a la Catedral de València, hasta el día de hoy.
El Santo Cáliz, icono de la fe cristiana, ha sido reconocido y validado por cuatro papas como la copa de la última cena. Diversos actos protagonizados por los papas Juan XXIII, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han sido clave en esta validación.
Un interesante y emocionante recorrido cargado de historias y leyendas hasta llegar al lugar que custodia el Santo Cáliz te espera en la Comunitat Valenciana. Adéntrate en la Ruta del Grial, un camino de fervor y devoción para poder contemplar de cerca el símbolo del cristianismo.