El Perelló siempre ha sido un territorio especial, un lugar extraordinario en el que la simbiosis entre el Mediterráneo y la tierra ha permitido cultivar algunos de los productos más exquisitos de la huerta valenciana. Históricamente, fue un pueblo de pescadores y de agricultores, que hicieron del mar y de la Albufera un estilo de vida. Su estilo de vida.
Junto a los arrozales del Parque Natural de la Albufera, encontramos la huerta de El Perelló, en el municipio de Sueca, donde la arena de la playa se llena de tomateras y nos ofrece un auténtico tesoro gastronómico: el tomate de El Perelló. Tanto es así, que el cineasta Bigas Luna no pudo evitar que se le saltasen las lágrimas al probar por primera vez uno de ellos... ¡y no nos extraña!
Los tomates de El Perelló se cultivan en arena de playa, que antes era mar y que ahora nos ofrece un terreno capaz de filtrar el agua con la que se riegan las tomateras. Al estar al nivel del mar, este agua tiene una cantidad de sales minerales que la planta convierte en azúcares y que le dan ese gusto tan poderoso. Este es el secreto del sabor único de sus tomates.
Un sabor que se caracteriza por una dulzura especial e inconfundible. Son tomates muy carnosos y con una piel muy fina, tres características que lo convierten en un producto tan exquisito como apreciado.
Muchos platos de la cocina valenciana cuentan con los tomates de El Perelló como protagonistas. Su jugosidad lo convierten en un ingrediente ideal para ensaladas, por ejemplo.
Se trata de un cultivo ecológico, sostenible y respetuoso, ya que no se utilizan productos fitosanitarios en el proceso. De esta forma, todos los agricultores trabajan por y para la protección del Parque Natural de la Albufera, un entorno con un gran valor ecológico y que le otorga al tomate de El Perelló unas peculiaridades maravillosas.
Si todavía no has probado este manjar valenciano, te recomendamos que te dejes llevar por el sabor y que vivas una experiencia tan diferente como extraordinaria. Descubre la cultura gastronómica de El Perelló en sus tradicionales restaurantes y siéntete como en casa. ¡Siempre querrás volver!