La ermita es una sencilla casa de trilla del siglo XIII. De forma rectangular de paredes blancas, sólo tiene un techo de tejas a dos vertientes y, en lo alto del frontón, una cruz de madera. El piso de baldosas rojas imita un pavimento de mármol. El del presbiterio, ligeramente elevado por un escalón, es de ladrillos blancos y negros formando adorno ajedrezado. Las paredes son de color blanco y de un rústico enlucido. Con una aspillera como ventanita. Un arco de obra tosca de albañilería, que arranca desde el piso formando por dos pilastras sin capiteles, separa el presbiterio del resto de la pequeña nave. El techo de barraca está sostenido por una viga central y unos cabios que parten de ella; los espacios correspondientes a la bovedilla son de techo plano enlucido y pintado también de blanco. Según Corbín-Carbó la ermita se erigió sobre un corral de ganado en una noche de tormenta cuando Jaume I volvía de entrevistarse con el Rey de Castilla en la Contienda y tuvo que refugiarse en ella. Consagrando la simple casa de trilla en un templo a Santa Bárbara.

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